lunes, diciembre 14, 2009

espejismo autobiográfico






Me pongo la máscara, me quito la máscara/
busco otra máscara/ voy descarándome”

Darío Jaramillo, de su poema Canción.




Cuando estoy escribiendo algo muy autobiográfico,
ligado a las particularidades de la vida cotidiana,
mi deseo va en dirección opuesta. El libro se convierte
en uno de invención, sin relación aparente conmigo
mismo y, tal vez por esa misma razón, más sincero.

Italo Calvino




Narrar es como jugar al póker:
el secreto consiste en parecer mentiroso
cuando se está diciendo la verdad

Roberto Piglia




Tres ejemplos distintos de la preocupación del escritor por aparecer "debidamente", por asomarse de un modo auténtico, pero que sin embargo les obliga a hacer piruetas: fingir que no es verdad lo que es cierto, que entre máscara y máscara, alguna que nos lo pueda parecer, no es otra más, sino el auténtico rostro sin singuna, o hablar en apariencia de otro para en realidad hablar de uno mismo.
Javier Cercas, este domingo en el dominical de El País, especulaba, sobre el interés de una biografía si se trata de la de un autor, porque según él, la que nos debería interesar es la que se asoma en lo que han escrito. Lo que se asoma a veces de estos modos tan esquivos, tan disfrazados.

(Este blog sobre espejimos -hoy le ha tocado al de la identidad autobiográfica del escritor- es el espejismo de otro blog también sobre espejismos, y hoy, para confundir un poco más, se ha convertido en el espejismo de otro blog que no va de espejismos, salvo en la medida en que toda la literatura sea por su propia naturaleza un espejismo; algo de lo que no sé si debería ocuparme en este blog o en alguno de los otros dos, ambos espejismos de psicología o de sociología, más literarios que científicos, todo lo cual me divierte y me preocupa según los días.